En el interior de la Mina de La Salud |
Así fue como una industria británica, en 1828 se encargó de hacer las primeras prospecciones mineras de la provincia de León, dando como resultado el hallazgo de importantes yacimientos ferruginosos y carboníferos en torno al Valle de Sabero.
Pese a estos hallazgos, estas empresas inglesas solamente extrajeron hulla a muy pequeña escala, empleando el carbón para suministros de fraguas.
Hasta 1841 esta explotación minera no alcanzó importancia económica. Fue en ese año cuando se constituyó la Sociedad Palentina de Minas (más adelante Sociedad Palentino Leonesa de Minas) que construyó en Sabero la Ferrería de San Blas y los primeros altos hornos para la fabricación de coque de España. Para abastecer esta industria siderúrgica comenzó explotando en la cuenca minera de Sabero cuatro concesiones de carbón (Juanita, Sucesiva, Escondida y Abundante) y una concesión de hierro (Imponderable, en Alejico). Además de estas primeras minas registraron o denunciaron casi otra treintena de yacimientos entre 1842 y 1845.
Uno de esos yacimientos registrados fue la Mina de La Salud, registrada por Miguel de Iglesias, un ingeniero de minas perteneciente a esta sociedad y que residía en Madrid. Fue registrada el 18 de mayo de 1843 y figura en el Boletín Oficial de Minas como una mina de hierro situada en el paraje del "Arroyo del Espinadal", en Sahelices.
Planos de situación de la Mina de La Salud:
En la actualidad ya no existe la bocamina, y es posible acceder al interior de la mina por un derrumbe en una de las galerías. En la siguiente fotografía se puede apreciar el hueco por el que se entra a la galería:
Ya en el interior de la mina se aprecia lo estrechas y sinuosas que son las galerías, ya que ocupan el ancho que tenía la veta de mineral de hierro e iban siguiéndola.
En las paredes de las galerías se pueden observar la marcas de las picas dejadas por los mineros en sus labores de extracción del mineral.
Cada pocos metros hay colocadas unas maderas para sostener la estructura de la mina.
Uno de los detalles que más me llamaron la atención es la existencia de unos huecos hechos en las paredes para la colocación de los candiles para iluminar la mina. Sobre todo llama la atención porque en las fechas que se registró esta mina ya existían otros métodos de iluminación más modernos, lo que nos puede hacer pensar que se trata de una mina que haya sido explotada varios siglos antes.
Finalmente los derrumbes comienzan a ser más habituales a medida que avanzamos por las galerías, hasta que se llega a un punto del que no se puede continuar.
En las paredes de las galerías es frecuente encontrar fósiles como el de la siguiente fotografía:
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